El principal problema: los bancos de ahorros que no cotizan en bolsa, conocidos como "cajas", representan más de la mitad de los 324.000 millones de euros (US$442.000 millones) en préstamos concedidos a promotores de bienes raíces, que están suspendiendo los pagos de sus créditos y buscando la protección de sus acreedores en números sin precedentes, según el Instituto Nacional de Estadística español. Además, a largo plazo simplemente no habrá sufiente negocio para repartirse entre las 44 cajas existentes tras el colapso del otrora próspero mercado de la vivienda, afirman analistas y las autoridades españolas.
El gobierno creó un fondo de rescate el año pasado para ayudar a cubrir los costos de consolidación. Administrado por el Banco de España, el fondo tiene un capital inicial de 9.000 millones de euros (US$12.300 millones), ampliable a 99.000 millones (US$123.500 millones), que puede ofrecer para ayudar a que las instituciones más sólidas asuman el control de las más débiles.
Pero el fondo aún no se ha utilizado porque las negociaciones de fusión entre las cajas siguen fracasando. Y los expertos advierten que sin consolidación en el sector, la contracción del crédito podría agravarse, empeorando una recesión que ya es una de las mayores entre los países desarrollados.
En un informe divulgado este jueves, la agencia de calificación de crédito Moody´s Investors Service Inc. advirtió que los bancos españoles podrían enfrentar rebajas de sus ratings de deuda si no adoptan medidas.
"Hasta la fecha, el ritmo de consolidación y reestructuración ha sido mucho más lento de lo que preveíamos, como lo ha sido también el flujo de fondos públicos hacia el sector financiero español", dijo la analista de Moody´s María José Mori.
La decisión este martes de Caixa Girona de dar por finalizadas las conversaciones de fusión con tres competidores locales en la región de Cataluña pone de manifiesto los desafíos que enfrenta España para alentar la concentración entre las cajas de ahorro, a menudo controladas por políticos locales.
Si bien la impresión es que los principales bancos españoles son sólidos, incluso estas entidades enfrentan enormes pérdidas en créditos inmobiliarios, después de años de menguantes precios de la vivienda. Hasta ahora, media docena de cajas de ahorro han comenzado conversaciones de fusión para abandonarlas posteriormente, en algunos casos después de negociar durante más de un año.
Además, la mayoría de las fusiones que se discuten tienen lugar entre instituciones de la misma región, lo que impide la diversificación de riesgo o el acceso a nuevos clientes. El problema es que los gobiernos regionales no quieren perder el control de las instituciones locales y tienen autoridad para vetar las fusiones.
Muchas ejecutivos de las cajas de ahorro, liderados por Juan Ramón Quintas, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), han estado presionando al gobierno para que cambie las regulaciones de la industria para, entre otras cosas, reducir el poder de veto de las autoridades regionales.
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