El compromiso de ayuda a Grecia no despeja, ni mucho menos, el panorama económico, ni el monetario. Las amenazas se suceden, y desde Morgan Stanley hacen hincapié en el "regreso de la debtflation". Según sus analistas, los actuales niveles de deuda pública "requerirían" tasas de inflación de entre el 4 y el 6%. Además, temen que el BCE retrase la subida de tipos.
El último análisis monetario global elaborado por Morgan Stanley incluye una seria advertencia, que llega además en pleno intento de remontada: "Dados los crecientes problemas fiscales en la mayoría de las economías más avanzadas, pensamos que los mercados infravaloran los riesgos inflacionistas".
Para resaltar esta amenaza, la firma pone como ejemplo el hecho de que, de acuerdo con la serie histórica, "una (hipotética) estabilización a los actuales niveles de la ratio Deuda/PIB en Estados Unidos requeriría tasas anuales de inflación de entre del 4-6%".
Los mercados, añaden, se desmarcan por completo de este escenario, y en la actualidad están anticipando unas tasas de inflación por debajo del 2,5%, de media, para los próximos 10 años. A modo de 'respaldo' a sus alertas, recuerdan las propuestas de una 'inflación controlada'. En este punto, añaden que el ex economista jefe del FMI Kenneth Rogoff ha sugerido a la Fed un objetivo de inflación de entre el 4 y el 6% para un periodo de tiempo limitado.
Los riesgos soberanos, tan presentes en los últimos tiempos en los mercados, en especial en Europa, pueden ser equivalentes a los "riesgos inflacionistas", inciden desde Morgan Stanley. Europa está siendo uno de los mercados más damnificados por estos riesgos soberanos, y el rumbo de su política monetaria podría añadir un punto más de presión a la amenaza inflacionista.
Los analistas de la entidad estadounidense valoran "el riesgo" de un nuevo retraso en el inicio del ajuste al alza en los tipos de interés en la eurozona. Indican que las últimas referencias macro han reflejado un cierto freno en las señales de recuperación del crecimiento económico, y que este contexto, junto al tono utilizado tras la última reunión de tipos del BCE, podrían apuntar a una estabilidad en el precio oficial del dinero "incluso para el conjunto de este año".
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