La reunión del Banco Central Europeo y, en concreto, las palabras del
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, después, durante la
rueda de prensa, hundieron a los índices de renta variable europeos.
Quizás los inversores esperaban mayor claridad, mayor contundencia,
sobre la próxima puesta en marcha de un programa de compra de bonos
públicos. Pero Draghi admitió que sigue habiendo discrepancias dentro de
la institución para hacerlo.
Después aclaró que no es necesario que todos los miembros estén de
acuerdo en ello para ponerlo en marcha. Pero el daño estaba hecho. No
hay nada que siente peor en el mercado que la sensación de que no todos
los miembros del Banco Central Europeo son partidarios de tomar las
medidas que ya estaban descontando todos los activos. Y porque saben,
además que, de no haber consenso, en Europa, siempre ganan los halcones,
y los representantes de Alemania en el Eurobanco.
El impacto de la decepción fue mayor porque, en las dos últimas
semanas, el presidente del Banco Central Europeo, en diversos foros,
había manifestado claramente, explícitamente, que el próximo movimiento
de la institución sería, probablemente, un QE a la americana.
Este movimiento sigue sin estar descartado, máxime teniendo en cuenta la
revisión a la baja de las previsiones de crecimiento del Banco Central
Europeo para la zona euro. Pero quizás se haya alejado en el tiempo. Y
se han puesto sobre la mesa las dificultades que puede haber por delante
para que llegue a ser.
Por haberse descontado han subido tanto las Bolsas en los últimos días
(el selectivo español llegó, incluso, el miércoles, a acercarse a los
10.900 puntos). De hecho, en las dos últimas semanas, el selectivo
español ha sumado un 3,67% y un 2,38%, respectivamente, gracias a las
declaraciones del presidente del Banco Central Europeo. Por eso el euro
caía con fuerza el miércoles, hasta poner en peligro el nivel de 1,23
unidades. Por esperarse más medidas de Draghi las rentabilidades de la
deuda pública europea marcaban mínimos históricos tanto en los países
"core" como en los de la periferia.
Pero el jueves, tras las palabras de Draghi, todos los activos se dieron
la vuelta. Así, el euro recuperaba al cierre de las plazas europeas un
1,10%, para colocarse en 1,245 unidades. En la renta variable, el IBEX
-35, que se encontraba muy cerca de los 10.900 puntos a las dos y media
de la tarde, a las tres, media hora después del inicio de la rueda de
prensa del Banco Central Europeo, marcaba sus mínimos intradiarios en
los 10.587 puntos.
Al cierre, el selectivo español daba un último cambio un poco más arriba
de esos niveles mínimos, en los 10.619,90 puntos, lo que supone un
descenso del 2,35%. Sólo le superó en pérdidas el FTSE MIB de Milán, con
un retroceso del 2,77%. Tras estos dos índices, el CAC 40 francés, que
retrocedió un 1,55%. Mientras, el DAX 30 alemán se dejó un 1,21%. El PSI-20
de Lisboa, por su parte, se dejó un 0,82%, mientras que el FTSE 100
británico perdió un 0,55%.
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