Wall Street vivió hoy una jornada de fluctuaciones ligeras y cerró en
mixto, con el Dow Jones perdiendo y recuperando los 17.000 puntos hasta
cerrar con un descenso del 0,12 % y en los 17.409 enteros, mientras que
el S&P 500 hizo lo propio pero al revés: acabó subiendo un 0,09 %
pero no llegó a los 2.000.
El principal indicador de Wall Street
fue el único de los tres índices principales (a los dos anteriores
habría que sumar el Nasdaq) que cerró con números rojos, y las causas
fueron datos macroeconómicos decepcionantes y, sobre todo, una nueva
oleada de incertidumbre en el territorio internacional.
El dato
negativo se refirió al mercado laboral, pues las solicitudes del
subsidio por desempleo aumentaron en 11.000 la primera semana de
septiembre y alcanzaron las 315.000, el mayor nivel registrado desde
finales de junio y por encima de lo que habían previsto los analistas.
Con
los tipos de interés como punto de fuga, los indicadores de la economía
estadounidense siempre son recibidos con cajas destempladas: si son
buenos, porque acelerarán el proceso de desintegración de la política
proteccionista de la Reserva Federal. Si son malos, porque ponen en duda
la cacareada recuperación.
En cualquier caso, una vez más, fue el
contexto internacional el que más aturdió a los operadores de bolsa,
pues ya no son tiempos de ver con ojos optimistas el comienzo de una
contienda bélica en la que Estados Unidos esté implicada, después del
balance ruinoso de Irak y Afganistán.
Eso, en lo relativo al
anuncio de una nueva ofensiva de EE.UU. contra el Estado Islámico en
Irak. Pero mucho menos parece apetecer una nueva Guerra Fría y hoy se
anunciaron nuevos planes de la Casa Blanca y sus aliados de aumentar las
sanciones a Rusia, con lo que se espera una respuesta del proverbial
antagonista del país más poderoso del mundo.
Este último
conflicto, de momento, solo beneficia a todo lo relacionado con el
petróleo, cuyo precio en Estados Unidos sube porque se convierte en un
valor más seguro en tiempos de inestabilidad, lo que se tradujo en que
hoy las empresas de transporte vivieron una estupenda sesión.
Pero
más allá de esa consecuencia más que evidente, en Wall Street todavía
tratan de discernir qué parte de las tensiones internacionales les
repercuten y cómo.
Así que mañana cerrarán la semana con datos más
fácilmente interpretables, como los datos de ventas en grandes
almacenes o el índice de confianza del consumidor, y cruzarán los dedos
para que no suceda nada que no sean capaces de interpretar.
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