Wall Street volvió a cerrar mixto hoy sin saber muy bien qué camino
elegir, con pocos datos macroeconómicos y con la única opción de mirar
hacia los resultados de mañana y nuevos apuntes de la Reserva Federal de
Estados Unidos el miércoles.
En el último semestre de 2013, la bolsa, cuando no había noticias, tenía como tendencia natural subir. En el primer semestre de 2014, todo lo contrario: los índices se desinflaban a no ser que tuvieran un motivo por el que alegrarse.
Sin
embargo, después del último "rally", agridulce por las preocupaciones
mostradas por la Reserva Federal ante la celebración precipitada de los
operadores de bolsa, cuando no hay noticias de especial relevancia los
índices se sumen en la confusión y acaban como hoy: cada uno por su
lado, aunque ninguno sin inclinarse con especial ahínco ni por las
ganancias ni por las pérdidas.
La espera de hoy en Wall Street, en
cambio, no fue tan vacía ni tan agónica como otras. Hubo un dato
macroeconómico no muy bueno, pues la ventas de viviendas usadas en
EE.UU. registró en junio su primer descenso en cuatro meses.
Pero el resto de noticias afectaron a empresas de poco peso en Dow Jones, Nasdaq y S&P 500.
Así,
estas se referían a Dollar Tree, que compró Familly Dollar por 8.500
millones de dólares. Las acciones de la compradora crecieron
notablemente, pero la de la empresa comprada se dispararon por encima
del 24 %.
O a la empresa de bienes raíces Zillow, que cayó casi un
0,92 % en el mercado Nasdaq después de anunciar la compra de su rival
Trulia por 3.500 millones de dólares.
Además, resultados como los
de Herbalife tampoco acabaron de marcar una jornada que quizá solo se
pueda calificar de irrelevante. Un calentamiento después del fin de
semana para llegar con buen tono a una semana que se presenta agitada.
Mañana,
por ejemplo, vacas sagradas anunciarán sus resultados del último
trimestre: Pfizer, American Express, Merck y UPS entre otros. Después de
las decepción de Visa y de la irregular trayectoria del sector
sanitario en los últimos meses, hay cierta inquietud al respecto.
Y
el miércoles, Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados
Unidos, apuntará el rumbo de su política monetaria en una comparecencia
a primera hora de la tarde.
Todo ello, sin contar cómo el mundo y
sus múltiples crisis, especialmente la de Gaza y la de Ucrania, puedan
alimentar la crispación internacional y, en consecuencia, hacer a los
mercados de olvidarse de los calendarios, los índices y las
comparecencias para entregarse a uno de sus peores estados: la
incertidumbre.
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