Wall Street cerró un día de ganancias aparentemente sólidas, pero que
en realidad habían sido el último bandazo de una jornada sumamente
dubitativa, en la que las cotizaciones sufrieron altibajos a merced de
estímulos de todo tipo.
Tras haber cerrado un enero de
inestabilidad y que no pudo evitar seguir la misma mala suerte que el
mismo mes en 2014, los operadores empezaron febrero con un poco de
estrés postraumático, con síntomas de poca seguridad en sí mismos,
combinando ataques de euforia y de pánico.
Empezaron la sesión a
la baja, desanimados porque el gasto de los consumidores sufrió en
diciembre su mayor descenso en cinco años y a que la actividad del
sector manufacturero cayó 53,3 puntos.
A la media sesión, en
cambio, Wall Street empezó a ver el vaso medio lleno y remontó, con el
S&P recuperando los 2.000 puntos gracias a dos estímulos positivos:
el precio del petróleo volvía a subir y se acercaba a los 50 dólares el
barril y que el gasto en el sector de la construcción aumentó un 0,4 %
en diciembre.
Con el sector energético liderando las ganancias
(pese a los resultados negativos de Exxon), la euforia duró poco: al
principio de la tarde, los inversores volvían a darse a las ventas.
No
fue hasta las últimas horas cuando por fin hubo un ímpetu suficiente
para comenzar el ascenso que terminaría en unas ganancias de casi 200
puntos para el Dow Jones, un ascenso del 1,3 % para el S&P 500 y un
Nasdaq subiendo 41 unidades.
La causa fue como un eco del pasado
reciente, una reverberación de cuando las cotizaciones se dispararon por
el estímulo monetario del Banco Central Europeo al anunciar su programa
de compra de deuda.
Y es que en Londres, el ministro griego de
Finanzas, Yanis Varufakis, afirmó que habrá acuerdo con Bruselas sobre
la deuda griega "en horas o días" y, mientras, su homólogo británico,
George Osborne, reconoció que la zona euro debe tener "un mejor plan
para el empleo y el crecimiento".
¿Ha vuelto Wall Street a la
época en la que la única guía para atreverse a crecer es la inyección de
dinero público? Parece que, superada la dependencia de la Reserva
Federal de Estados Unidos (al menos en parte) será el Banco Central
Europeo el faro que guíe los barcos del mercado, aunque sea desde el
viejo continente.
Lo cual vuelve a sumir a la bolsa de valores en
la contradicción de ser epítome del libre mercado y, a la vez, niña
mimada del dinero público.
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