Wall Street pulverizó este jueves sus anteriores máximos históricos y cerró en niveles que había intentado conquistar en varias ocasiones pero que nunca había podido asaltar. Para
conseguirlo, el parqué neoyorquino se apoyó en los buenos datos
macroeconómicos que se conocieron durante la jornada, emprezando por el ISM Manufacturero de Estados Unidos, que en el mes de julió repuntó hasta el 55,4%, muy por encima del 52% esperado, y se situó en niveles de agosto de 2011.
Además, los inversores recibieron otro estímulo
para decantarse por las compras en forma de dato de empleo semanal. En
la jornada previa a que se conozca el dato del paro del mes de julio,
las peticiones semanales de subsidio de desempleo bajaron en 19.000 en
la semana, hasta las 326.000, lo que supone el nivel más bajo desde enero de 2008.
Con esta combinación de noticias positivas para la economía estadounidense, el Dow Jones
repuntó un 0,83% y subió hasta los 15.628 puntos, cerrando por primera
vez en su historia por encima de los 15.600 enteros. Algo similar fue
capaz de hacer el S&P 500, que se anotó un 1,25% y visitó por primera vez los 1.700 -cerró en 1.706 puntos-. Y el Nasdaq, que no se quiso perder la fiesta, rebotó un 1,36% y llegó a los 3.675 puntos.
Los inversores también tomaron posiciones en el dólar, que cambió la tendencia mostrada en la jornada precedente y se apreció frente a las principales divisas.
De esta manera, el euro se dejó un 0,66% y pierde el nivel de los 1,33
dólares que el miércoles reconquistó -el cambio se mueve en los 1,32
dólares-. Frente al yen, la moneda estadounidense subió más de un 1,5% y
llegó a los 99 yenes, después de que en la jornada anterior terminara
la sesión por debajo de los 98.
El barril de crudo Texas
de referencia en Estados Unidos también
subió con fuerza al anotarse un 2,5% y llegar hasta los 107,7 dólares.
Cierra así a poco más de un dólar el diferencial entre el Texas y el Brent, que se mueve en los 109,3 dólares.
En el mercado de deuda, por contra, los inversores se decantaron por las ventas ante
la posibilidad de que los buenos datos macro den nuevas razones a la
Reserva Federal para rebajar el nivel de los estímulos monetarios. Así,
la rentabilidad de las referencias estadounidenses repunaron con fuerza y
el bono a 10 años llegó al 2,71% desde el 2,57% de la sesión precedente
mientras que el bono a 5 años rebotó hasta el 1,49%.
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